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              *** El  Pequeño  Labriego ***

                        Edición de Junio de  2002

   Publicado por el Comité de Difusión  del Tercer Testamento

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     ediciones anteriores en http://144000.net/boletin/
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   Contenido:

            - Los bienes del Universo.
            - El refugio verdadero.
            - La espiritualidad libera y cura.
            - El regreso al principio.

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   -Los bienes del Universo

  Dios ha sembrado el Universo con elementos que ayudan al
  hombre a resolver problemas, a mitigar penas, sanar males
  y acallar congojas en su jornada. Ha puesto el Señor vida
  y salud en todos sus elementos; desde el astro rey con su
  fuego, su luz, sus rayos y emanaciones que son vida y
  energía, que satura al hombre, lo levanta y lo conserva,
  hasta el agua que lo vivifica y el aire que lo sustenta.
  (Job 38:4-38)

  En este planeta, los campos se cubren de plantas, brotan
  manantiales de sus entrañas, corren los ríos, se agitan
  los mares, para que cuando los males físicos sorprendan a
  la materia, pueda el hombre tener a su alcance dicha,
  salud, así como recreo y alimento.

  ¿Y cómo puede el hombre descubrir en dónde están los
  elementos que lo alivian y curan los males, si no son
  hombres de ciencia?

  Veamos cómo en el seno de todos los pueblos de la Tierra,
  sin importar si son grandes civilizaciones o tribus
  atrasadas, ha puesto el Señor el conocimiento intuitivo de
  las cosas.

  El instinto y la intuición son dones que el Señor ha
  confiado a Sus  criaturas.
 
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   -El refugio verdadero.

  Vayamos al Señor, en Él sanaremos nuestras llagas, en Él
  encontraremos descanso para nuestras fatigas ; volvamos
  siempre a Él después de caminar por el largo camino que
  hayamos emprendido. Él nos recibirá en Su regazo paterno
  lleno de calor y de amor espiritual.

  Sepamos que en Él está nuestro verdadero refugio, porque
  es el principio y el fin de nuestra vida. Si nos
  alimentamos de Él en cada día, si vamos desde el amanecer
  en Su Nombre a las pequeñas luchas cotidianas, y
  retornamos a Él por la noche después del trabajo, dándole
  gracias por cuanto nos ha concedido, Él nos preparará y
  nuestro bálsamo será inacabable así como la caridad que
  brote de nuestro corazón.

  Nuestros labios serán el manantial inagotable de palabras
  que mucho habrán de enseñar y mucho habrán de confortar.

  Digamos a todos que trabajamos en el nombre del Padre, mas
  digamoslo con humildad, sin alarde, y si fuese preciso
  callar, entonces, callemos hermanos.

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   -La espiritualidad libera y cura.

  ¡Cuántos hombre hay que ya desde hace tiempo  no han
  tenido necesidad de recurrir a los médicos, y se han ido
  retirando cada vez más de los medicamentos materiales, y
  cuántos  no volverán a presentar enfermedad corporal
  alguna a ningún hombre de ciencia!

  Mas, ¡cuántos   todavía tendrán que recurrir a la ciencia
  humana, a los medios materiales, ya sea sirviéndose de la
  intuición, del sentido común, de los conocimientos, ya sea
  solicitando el consejo a los médicos!

  Pero cuanto más sea la espiritualidad en esta humanidad,
  así como su regeneración y enmienda espiritual y humana,
  mayor irá siendo su emancipación de los medicamentos
  materiales, y volverá al principio de los tiempos, en los
  cuales no se había desarrollado la ciencia médica porque
  no era necesaria, ya que no eran frecuentes las
  enfermedades, las grandes dolencias físicas no aquejaban
  todavía al género humano.


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   - El regreso al principio 

  En nuestra soberbia humana, tendemos a calificar a los
  hombres que vivieron en tiempos remotos como primitivos.

  Pero en realidad, regresar a nuestros orígenes, cuando
  fuimos limpios y puros, no es señal de retroceso sino de
  evolución.

  Veamos que nos dice nuestro Padre en Su Enseñanza 204 :27
  ss :

  "Es vuestra desobediencia a mi Ley la que os hace
  necesaria la purificación, la restitución, la restauración
  del original estado de limpidez espiritual. Pero estáis en
  el camino seguro del progreso y de la redención del
  espíritu ".

  No creamos que el volver a nuestra forma de vivir como la
  llevaba el hombre en un principio, sea muestra de
  retroceso, recordemos que el Padre nos dice : " Yo soy
  vuestro Alfa y vuestra Omega, vuestro principio y vuestro
  final " (Ap.1 :8) y que estaba profetizado que Elías
  vendría en este tiempo, a  " devolver las cosas a su
  principio ". (Mt.17 :11)
 

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  Amados hermanos:

  Nuestro Padre nos dice :

  "Bendecid con la oración, enviad pensamientos de luz a
  vuestros hermanos, no pidáis nada para vosotros, recordad
  que quien se ocupe de lo mío, siempre me tendrá velando
  por él ". Libro de la Vida Verdadera.
  E.21 :2ss

  Hermanos : Oremos por la Humanidad


     Tu hermano en el Señor
     El Pequeño Labriego

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