De Enseñanza 108 10 La Humanidad se ha multiplicado al mismo tiempo que su pecado. No faltan en el mundo ciudades semejantes a Sodoma y Gomorra, cuyo escándalo repercute en toda la Tierra y están envenenando los corazones. De aquellas ciudades pecadoras no quedaron ni vestigios, a pesar de que sus moradores no eran hipócritas, pues pecaban a la luz del día; mas esta Humanidad de ahora, que se oculta en las sombras para dejar desbordar sus pasiones y luego aparenta rectitud y limpidez, tendrá un juicio más severo que Sodoma. 11 Es la herencia funesta de todas las generaciones pasadas, la que con sus ambiciones, vicios y enfermedades está dando sus frutos en este tiempo. Es el árbol del mal que ha crecido en el corazón de los hombres, árbol que ha sido fecundado con pecados, cuyos frutos siguen tentando a la mujer y al hombre haciendo caer día a día a nuevos corazones. 12 Bajo la sombra de ese árbol yacen hombres y mujeres sin fuerza para librarse de su influencia; ahí han queda do virtudes rotas, honras manchadas y muchas vidas truncas. 13 No solamente los adultos corren atraídos por los placeres del mundo y de la carne; también los adolescentes y hasta los niños, a todos les ha llegado el veneno acumulado a través de los tiempos. Y los que han logrado escapar de la funesta influencia de la maldad, ¿qué hacen por los que se han perdido? Juzgarles, censurarles y escandalizarse de sus actos. Pocos son los que oran por los que se extravían del sendero y menos los que consagran parte de su vida para combatir el mal. 14 En verdad os digo, que mi Reino no se establecerá entre los hombres mientras tenga vida el árbol del mal. Es menester destruir ese poder para lo cual se necesita poseer la espada del amor y la justicia, única a la que no podrá resistir el pecado. Comprended que no serán los juicios ni el castigo, sino el amor, el perdón y la caridad, esencia de mi Doctrina, la luz que ilumine vuestros senderos y la enseñanza que lleve a la Humanidad a la salvación. 15 Pueblo: ¿Queréis ser de los que trabajen por la redención de esta Humanidad? ¿Queréis aportar vuestra ayuda en la obra de salvación? Pues no os sintáis impotentes para desempeñar esa misión comparando vuestro número insignificante con el de la Humanidad, porque no todo lo vais a hacer vosotros. 16 Comprended que cada uno de vosotros que se aparte de un mal sendero, hará que el poder del mal pierda parte de su fuerza; que vuestra vida, si es recta en sus obras, palabras y pensamiento, dejará a su paso una buena simiente; que vuestros consejos, si brotan de un corazón preparado, tendrán fuerza para realizar prodigios y que la oración, si nace de un pensamiento de piedad y de amor, será un mensaje de luz para aquél por quien pidáis. 19 Los frutos del reinado del mal no prevalecerán; en cambio, será la luz la que reine en todo lugar y en todo espíritu.