Ver en formato de texto

De Enseñanza 112

4 En verdad os digo que Yo no os envío el dolor. ¿Habéis visto con qué amor cultiva el jardinero su jardín? Pues vosotros sois para Mí como un inmenso jardín, en el cual os contemplo como lirios, rosas o azucenas. Mas si vuestras corolas se cierran para el rocío de mi amor, natural es que os sintáis débiles cuando los vientos os azotan.

¿Por qué entonces pensáis que sea Yo quien os castiga? Es un error atribuirme la causa de vuestros sufrimientos y amarguras, porque un Padre sólo quiere la felicidad para sus hijos.

5 Cuando comprendáis vuestra falta de armonía con lo creado y con mis leyes, os arrepentiréis de haberme culpado por vuestras vicisitudes y sabréis que fuisteis vosotros los que creasteis el dolor.

6 En los tiempos pasados, cuando la Humanidad aún no llegaba al conocimiento del verdadero Dios, veía en cada elemento de la naturaleza a una divinidad; por eso, cuando esas fuerzas llegaban a desencadenarse, los hombres decían que eran venganzas de sus dioses, sin darse cuenta de que ellos, por sus pecados, no podían salvarse del efecto de los elementos desatados.

7 Algo de aquellas creencias conserváis todavía, porque cuando miráis o sabéis de terremotos, tempestades o plagas que azotan pueblos, ciudades o naciones, exclamáis: -¡Es castigo de Dios!

8 He venido a revelaros en este tiempo que el hombre posee potestad sobre los elementos, una potestad que hasta hoy no habíais descubierto. Os he enseñado que quien ora y vive en armonía con mis leyes, puede ser obedecido por los elementos y escuchado por la Naturaleza. ¿Os parece extraño?

Recordad cómo Jesús, entre sus lecciones, os dio aquella de someter a la Naturaleza a su mandato. No olvidéis que cuando el Maestro, junto con sus discípulos, navegaba en una barca en el mar de Galilea, las aguas de pronto se encresparon; Él, viendo el temor en sus apóstoles, extendiendo su mano ordenó a las aguas que se apaciguaran, y éstas al instante, como mansas siervas, obedecieron.

9 De cierto os digo, que aún es mucho lo que tenéis que estudiar y analizar sobre aquellos ejemplos para comprender mis nuevas enseñanzas. Basta que tengáis confianza en mis palabras para que, cumpliendo mi Ley, en los trances difíciles de vuestra vida testifiquéis el poder de la fe.

10 Cuánto se ha alegrado vuestro corazón cuando en una prueba de éstas habéis orado y habéis palpado mi verdad. Con fe, con espiritualidad y humildad lograréis la verdadera oración, que evitará que sigáis siendo las víctimas de las vicisitudes de la Tierra; porque viviendo en armonía con las leyes que rigen vuestra vida, todo cuanto os rodea estará a vuestro servicio.

Tened presentes mis lecciones que con tanto amor os entrego a través del entendimiento humano. Mi rayo, al posarse sobre la mente del portavoz, se convierte en palabra, sin que por ello pierda su sentido divino. Esta luz, que en sentido figurado os anuncié en el Segundo Tiempo, es el faro que guiará a los espíritus hacia el puerto de salvación.

He humanizado mi inspiración para que escuchándome comprendáis el contenido de mis revelaciones y la forma de llevar a la práctica mis enseñanzas. Mañana, cuando cese esta comunicación que con vosotros he tenido, seguirá mi luz iluminando al espíritu de la Humanidad.

11 Si en aquel tiempo la sangre del Hijo de Dios fue derramada por todos, ahora será la luz de mi Espíritu la que descienda sobre toda carne y todo espíritu.

12 En lo profundo de cada ser se escucha el tañer de una campana que no os permite caer en el sueño; es mi voz que os llama e invita a la oración, a la reflexión y a la meditación. Unos se detienen ante ese llamado y hacia él enderezan sus pasos; otros se resisten ante aquella voz, interponiendo la dureza de su materia, por lo que, mientras unos se apresuran a despertar a la vida verdadera, otros son tardíos.

13 Cuántos de los que habéis tenido la gracia de escuchar mi palabra, me habéis dicho en vuestro corazón: -Señor, ¿por qué tardasteis tanto en volver al mundo?- A lo cual os digo: Para Mí, todo ese tiempo sólo ha representado un instante.

Desde que os dije mi última palabra en el Calvario, hasta el día en que os di mi primera cátedra en esta Era, puedo deciros que el tiempo transcurrido no pasó para Mí.

Fue tan fugaz el espacio entre mi partida en aquel tiempo y mi llegada en éste, que lo comparo con la luz de un relámpago que brillase en el Oriente para ocultarse en el Occidente.

14 Por momentos los hombres se juzgan tan indignos de Mí, que no conciben que pueda amarlos tanto, y una vez resignados a vivir alejados de su Padre, construyen una vida a su propia idea, crean sus leyes y hacen sus religiones. Por eso su sorpresa es grande cuando me ven llegar. Entonces se preguntan, ¿en verdad nos ama tanto nuestro Padre, que así busca la forma de comunicarse con nosotros?

15 Humanidad: Yo sólo sé deciros que lo que es mío no lo dejaré perder, y vosotros sois míos. Os amo desde antes que fueseis y os amaré eternamente.

16 Si habéis tardado en retornar a Mí y habéis encontrado muchas vicisitudes a vuestro paso, eso no quiere decir que mi amor haya disminuido a causa de vuestros pecados; es que mi voz, a través de vuestra conciencia, siempre ha estado invitándoos a llegar a Mí por el camino de la verdad. Yo soy la puerta eternamente abierta que os invita a penetrar en mi santuario, ahí donde está vuestra heredad.