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De Enseñanza 138

Entregada en 1945

2 Poco a poco os acercáis al tiempo en que sabréis dar en justicia lo que corresponde a lo espiritual y lo que toca al mundo, tiempo de verdadera oración, de culto exento de fanatismo, en el que sabréis orar antes de cada empresa, en el que sabréis velar por lo que os haya sido confiado.

3 ¿Cómo podrá equivocarse el hombre, cuando antes de hacer su voluntad interrogue a su Padre a través de la oración? El hombre que sabe orar vive en contacto con Dios, sabe el valor de los beneficios que de su Padre recibe y a la vez comprende el sentido o la finalidad de las pruebas por las que atraviesa.

4 El hombre que ora ante Dios, es un hombre espiritualizado que no lleva venda de oscuridad ante sus ojos, apto para descubrir dentro y fuera de él mundos desconocidos, aspectos ignorados de la vida, luces y verdades que rodean la vida de los hombres sin que éstos las perciban.

5 Quien llega a descubrir esta senda, ya no puede detenerse, porque sus sentidos han despertado y sus dones espirituales se han sensibilizado; hoy escucha voces de la Naturaleza, mañana podrá percibir mensajes del Reino espiritual, más tarde oirá la voz de su Señor en una comunicación de Espíritu a espíritu, fruto del amor entre el Padre y sus hijos.

7 Tiempo de maravillas, de pruebas y prodigios es el que está reservado a este pueblo, testigo de mi comunicación en este Tercer Tiempo.

9 Es necesario que comprendáis que he venido a enseñaros todo lo que debéis saber, para que podáis penetrar en los mundos o moradas que os esperan; porque así como vuestro espíritu tuvo que ser preparado en el valle inmediato en que moraba, para poder encarnar y habitar en la Tierra, así habrá de prepararse para retornar al valle que dejó, aunque ya a moradas más elevadas en amor, en pureza y en sabiduría.

10 No dudéis de mi palabra; en el Primer Tiempo os cumplí mi promesa de librar a Israel de la esclavitud de Egipto, que significaba idolatría y tinieblas, para llevaros a Canaán, tierra de libertad y culto al Dios viviente. Allí os fue anunciado mi advenimiento en cuanto hombre, y la profecía fue cumplida palabra por palabra en Jesús.

Yo, aquel Maestro que habitó y os amó en Jesús, prometí al mundo hablarle en otro tiempo, manifestarme en Espíritu, y aquí tenéis el cumplimiento de mi promesa.

11 Hoy os anuncio que tengo reservadas para vuestro espíritu maravillosas regiones, moradas, mansiones espirituales donde podáis encontrar la libertad verdadera para amar, para hacer el bien y extender mi luz. ¿Podéis dudar de ello, después de haberos cumplido mis anteriores promesas?

12 Sabed que los grandes espíritus trabajan en mi Obra eternamente; Elías, destinado a anunciar la llegada del Maestro entre sus discípulos, es la luz que abre brecha en los espíritus, descendiendo hasta los perdidos del camino, hacia los que duermen o han muerto a la fe en la vida espiritual, para envolverles en el fuego de amor que de él emana, fuego que es fe, exterminio del mal y purificación. Su voz llama en cada nación, su fuego purificador avanza arrasando la mala hierba.

Ciertamente la purificación deja a su paso una estela de dolor, pero pronto llega un divino consuelo, representado en María, derramando su bálsamo en todo corazón sollozante, en toda criatura atormentada por el dolor.

13 Llegaré a visitar corazón por corazón para hacer oír mi divino llamado a los hombres, diciéndoles tan sólo: Seguidme.

14 Vengo a confortaros en vuestras pruebas y a deciros que cuando el cáliz sea muy amargo en vuestro paladar, digáis a vuestro Padre que mora en los Cielos, como Jesús en el huerto: Padre, si es posible que apartéis de Mí este cáliz, hacedlo, pero ante todo hágase vuestra voluntad, mas no la mía.

15 Si así oraseis y velaseis, Yo detendré el ángel que se acerca a ofreceros el cáliz de la prueba; pero si la voluntad divina es que lo apuréis, estaré junto a vosotros para daros fortaleza y podáis salir triunfantes de la prueba.

No olvidéis que por uno que sufra bendiciéndome, muchos alcanzan clemencia. Ahora podréis comprender por qué los que se encuentran limpios de pecado, llevan en sí el dolor, porque son dignos de ayudar a lavar las manchas de sus hermanos.

16 No fue mi deseo que el hombre padeciera dolor en la Tierra; mas ya que desde el primero hasta los presentes así lo han querido, llevad vuestro fardo con paciencia y amor y ofreced me vuestros sufrimientos con humildad; vuestro dolor será fecundo en vos y aun en algunos de vuestros hermanos.

17 ¡Cuánto han sufrido inútilmente los hombres en este mundo! ¡Cuánto han llorado sin alcanzar un galardón y sin recoger una simiente! En cambio, los que han sabido llevar con paciencia su cruz, cuando ha llegado el último instante para ellos y han creído encontrarse en el fondo de un abismo, han abierto los ojos de su espíritu y se han contemplado de pie sobre la montaña.

18 No será la sangre derramada en vuestras guerras fratricidas la que salve a la Humanidad, pero sí vuestra oración llena de amor y caridad y vuestras virtudes las que harán dignos a vuestros hermanos de sentir mi paz.

21 Yo, el Espíritu de la paz, se la he propuesto a los hombres a través de su conciencia, diciéndoles: Aquí estoy, amaos los unos a los otros y os salvaréis.

22 Quiere la Humanidad continuar en la infancia, no ha querido llegar a la edad adulta, porque después de vivir tanto sobre la Tierra y de regarla con su sangre y con sus lágrimas, no ha sabido aún recoger el fruto de la experiencia, por lo cual sigue ignorando lo que significa la paz del espíritu. Su corazón se ha endurecido y por eso el sentimiento más noble de él, que es la caridad, no vibra en su interior. Por eso el cáliz del dolor se ha hecho sentir en cada uno de mis hijos.

23 Todo el dolor causado por los hombres se unirá en un solo cáliz que será bebido por los culpables. Así despertará su espíritu adormecido. Entonces veréis, ante acontecimientos imprevistos, a los hombres notables y poderosos, abandonar su puesto o su pueblo, para ocultarse con su espíritu destrozado por los remordimientos. Otros sentirán turbados la razón y el don de la palabra.

26 Este tiempo es diferente al Primero y al Segundo. Hoy vivís dentro de un caos de elementos desencadenados, visibles e invisibles. ¡Ay del que no vele, porque sucumbirá, y el que está preparado tiene que luchar!

27 Millares de ojos visibles os están contemplando, unos para acecharos en vuestro paso y haceros caer, otros para protegeros.

28 La cizaña avanza, cundiendo por pueblos y naciones, penetrando en los corazones y en los hogares.

29 Las costumbres degeneran y los hombres, las mujeres y los niños se familiarizan con la perversidad.

30 Ante todas estas desgracias, no cubráis vuestros ojos ni tapéis vuestros oídos, porque si se acobarda vuestro corazón, no será sensible para entregar amor y hacer caridad testificando mi obra ante sus hermanos.

31 Yo sí tengo que verlo todo, porque os amo, y después de juzgaros os vendré a salvar.

32 Vienen tiempos de mayor amargura; para entonces os preparo, para que no digáis que el Maestro no os habló en profecía; si para ese tiempo estáis ya preparados, saldréis avante de toda situación.

33 Haré la paz entre los hombres por medio de mis enviados. ¿Cómo queréis que la paz del mundo se cimente sobre odios, ambiciones y temores? Pero antes, el fuego calcinará, las aguas lavarán y las nieves purificarán.

34 Discípulos: Sed fuertes para que resistáis la incredulidad de los hombres, para que la persecución, la calumnia o los ataques no os hagan desmayar; mi palabra hará estremecer el espíritu de la humanidad.

El teólogo se verá obligado a consultar su ciencia, el filósofo escudriñará a sus más grandes maestros, y toda secta o religión se conmoverá profundamente ante mis nuevas revelaciones.

Entonces surgirá la batalla de ideas, porque mientras unos despierten a la verdad, otros querrán permanecer en su fanatismo y en sus tradiciones y combatirán unos contra otros. En medio de esa lucha deberá escucharse la voz de mis verdaderos discípulos, diciendo a las turbas desenfrenadas: -No convirtáis el fruto de la vida en manzana de discordias.

35 Ahora os sentís pequeños y débiles, pero mañana estaréis fuertes y me amaréis en verdad, porque a vosotros os descubriré lo que los teólogos no alcanzarán a descubrir, y comprenderéis lo que los sabios no podrán comprender, mas no porque seáis más grandes o más amados que los demás, sino porque desde el Primer Tiempo habéis sabido abrir vuestro corazón como un tabernáculo, donde he ido depositando en cada uno de los tiempos la Ley, la sabiduría y la revelación.

36 En el Primer Tiempo conocisteis los símbolos: El Tabernáculo o santuario que guardaba el arca donde estaban las tablas de la Ley. Cuando aquellos símbolos hubieron cumplido su misión, mi voluntad los borró de la Tierra, los ocultó de la vista de los hombres para que el mundo no cayera en idolatría, pero el sentido o esencia de aquellas lecciones la dejé escrita en la conciencia de mis siervos.

En el Segundo Tiempo, después de consumado el sacrificio de Jesús, hice desaparecer el símbolo más grande del cristianismo: la cruz, junto con la corona, el cáliz y todo cuanto podía haber sido objeto de fanática adoración por parte de la Humanidad.

37 En este Tercer Tiempo he venido a presentarme dentro del tabernáculo de vuestro espíritu, para depositar en el arca allí guardada mis nuevas revelaciones.