10 Os he anunciado que llegará el tiempo en que todas las religiones tratarán de escudriñar esta Doctrina y que, al interesarse por ella, la juzgarán a través de vuestros actos, palabras y testimonios.
11 Ya sabéis que vais a ser discutidos y combatidos, que esgrimirán tantos argumentos contra la fe que abrazáis, que muchos tímidamente se ocultarán, otros se desmoralizarán y los más, confundiéndose, se apartarán del buen camino.
12 No olvidéis que todo esto ya os lo he anunciado, mas también debo recordaros que quienes perseveren, a pesar de todos los obstáculos y oren en silencio sin que su fe y su esperanza flaqueen, esos serán como la semillita de la parábola, la que se salvó del huracán y que, llegado el tiempo señalado, comenzó a germinar, a crecer y luego multiplicarse hasta cubrir las tierras, porque supo esperar que los vientos amainaran para poder vivir y reproducirse.
13 ¿No quisierais ser vosotros la semillita de esta parábola, para tener mañana la gloria de ser llamados por vuestro Padre los hijos de la fe, como llamé a Noé?
No temáis, que el huracán no se levantará tan sólo contra vosotros.
Así como veis que los pueblos y las potencias de la Tierra se arman para la lucha, así también las distintas religiones se aprestan para dar la batalla.
14 Es menester que por un instante se cierren los Cielos para todos, y que sólo se vuelvan a abrir hasta que un solo clamor sea el que se eleve de la Tierra, reconociendo que es uno sólo el Padre de todos los seres.