De Enseñanza 152 21 Velad y orad, pueblo, no sólo por los peligros materiales, sino también por las asechanzas que vuestros ojos no alcanzan a distinguir, aquéllas que provienen de seres invisibles. 22 Las grandes legiones de espíritus turbados, aprovechando la ignorancia de la Humanidad, su insensibilidad y su falta de vista espiritual, le hacen la guerra, y los hombres no han preparado sus armas de amor para defenderse de sus ataques, por lo que ante esa lucha aparecen como seres indefensos. 23 Era menester que llegara a vosotros mi Doctrina espiritual, para enseñaros cómo debéis prepararos para salir victoriosos en esa contienda. 24 De aquel mundo invisible que palpita y vibra en vuestro propio mundo, parten influencias que tocan a los hombres, ya sea en su mente, en sus sentimientos o en su voluntad, convirtiéndolos en siervos sumisos, en esclavos, en instrumentos, en víctimas. Por doquiera surgen manifestaciones espirituales y, sin embargo, el mundo sigue sin querer darse cuenta de lo que rodea a su espíritu. 25 Es necesario entablar la batalla, destruir las tinieblas, para que cuando se haga la luz en los hombres, todos se levanten unidos en una verdadera comunión y con la oración triunfen en la lucha que emprendan contra las fuerzas que por tanto tiempo los han tenido dominados. 26 Hombres y pueblos han sucumbido bajo el poder de esas influencias, sin que la Humanidad repare en ello. Enfermedades raras y desconocidas que son producidas por ellas, han abatido a los hombres y han confundido a los científicos. 27 ¡Cuánta discordia, cuánta confusión y dolor ha acumulado el hombre sobre sí! La falta de oración, de moral y de espiritualidad, ha atraído a los seres impuros y turbados, y ¿qué se puede esperar de los que han partido sin luz y sin preparación? 28 Ahí están aquéllos a quienes habéis engañado y oprimido, a los que habéis confundido y humillado. Sólo confusión y tinieblas os pueden enviar, sólo venganzas pueden ejercer y sólo reclamos es lo que vienen a haceros. 30 En el Segundo Tiempo, habiendo Jesús liberado a un poseído, los que miraban aquello decían que Él tenía pacto con el espíritu del mal; en cambio, el espíritu que atormentaba a aquel hombre me habló diciéndome: -¡Yo conozco quién eres: el Santo de Dios! 31 Sin embargo, también había quienes, maravillados por esas obras, decían: -¡Con qué autoridad y potencia manda a los seres inmundos y ellos le obedecen!- No sabían que ese don está en todos, que esas armas todos las lleváis. Más tarde, mis discípulos repitieron las obras de su Maestro, demostrando con ello que Jesús vino a enseñar a los hombres, que no sólo vino a mostrar su poder, sino a revelarle a la Humanidad los dones y la potestad que todos poseen. 32 Orad, os dice el Maestro; la oración da lustre y brillo a las armas de amor con que debéis conquistar la paz para la Humanidad, hace que despierten las facultades, se sensibiliza el espíritu, la mirada se hace penetrante y el corazón sensitivo. 33 Pueblo: Os he enseñado a libraros y a defenderos de las asechanzas invisibles, a curaros de las enfermedades extrañas y a libraros de las malas influencias. Mas de cierto os digo que sólo la oración y la virtud os pueden servir, como ya os lo he revelado, para salir avante de esas pruebas. Si vosotros inventáis otras prácticas para sustituirlas, seréis víctimas de tales influencias, y en vez de hacer luz en vuestro camino, iréis aumentando las tinieblas. Entonces el mundo os llamará, con razón, brujos, hechiceros, cuando Yo os he dado un don precioso para hacer la luz y la paz en todos los espíritus necesitados. 34 ¿Cuándo lograréis que todo aquel mundo de tinieblas, de sufrimientos y de turbaciones se convierta en un mundo de paz? ¿Cuándo sabréis atraer sobre vosotros la luz de las altas moradas espirituales, para que penetréis en armonía con todos vuestros hermanos en la morada que os tengo destinada? 35 Debido a la enseñanza que os he entregado en mi palabra, se han realizado verdaderos milagros entre vosotros. Los espíritus despiertan a un nuevo día, los corazones laten llenos de esperanza. Los que no llegaban a ver la verdad, porque su ignorancia era como una venda que les cubría sus ojos espirituales, ahora que ven quedan maravillados. Los enfermos del cuerpo así como los del espíritu, sanan al recibir en su ser, en su corazón, la esencia de mi palabra. 36 Entonces surge de lo más íntimo, de lo más puro de este pueblo, una acción de gracias por las obras que hago en él y me dicen: -¡Gracias, Señor, porque nos habéis hecho dignos de que en nosotros se obren estos milagros!