De Enseñanza 195 46 La materia es sólo la vestidura temporal del espíritu, de la que cambia cuantas veces le es necesario para sus experiencias, su evolución o expiaciones. Aquél que todavía no comprenda esta Ley de justicia divina, es un párvulo. 47 No seríais espiritualistas si dudaseis de la ley de la reencarnación, porque es un conocimiento fundamental que viene a revelarse a muchos y a confirmar a quienes de ello tenían un presentimiento o intuición. En esa ley existe una razón y una justicia tan clara como la luz. 48 Mas quien tenga fe en esta lección y se levante a explicarla, enseñará que la materia es la envoltura o vestidura del espíritu, que ese cuerpo contribuye al desenvolvimiento del espíritu, porque le proporciona los medios necesarios para manifestarse y purificarse. La lucha interior del espíritu y la materia, del bien contra el mal, da ocasión para hacer méritos. Los sufrimientos de la carne, los deseos no cumplidos, son purificación para el espíritu, una experiencia más, aparentemente amarga, pero que más tarde se traducirá en luz. No quiero deciros con esto que para purificarse es menester el dolor. ¡Cuántos seres existen en mi seno, a quienes ha purificado el amor sin haber experimentado dolor! 49 Pero es destino del hombre sufrir, escalar la montaña bajo el peso de su cruz hasta alcanzar su salvación; mas no por ello despreciéis ese cuerpo a través del cual tanta amargura bebéis; antes bien, amadlo porque en él también se refleja el poder de Dios, porque es débil criatura de la cual sois responsables. Cuidadla y conducidla hasta el día en que Yo determine pediros cuenta de ella. Si os digo: Amad a vuestra materia, entended lo que quiero decir, porque no vengo a despertar en vosotros vanidades ni egoísmos; mas también amad a vuestro espíritu que es la parte noble y elevada de vuestro ser y parte de vuestro propio Padre. Amadle por muy manchado que se encontrara, porque aun envuelto entre tinieblas nunca dejará de llevar consigo una chispa de mi Divinidad, que es la conciencia y siempre, a pesar de todo, existirá pureza en ella, desde el instante en que Yo habito en cada uno de mis hijos. Pero si esa luz es despreciada, el espíritu en su rebeldía seguirá sin adelanto y retrasará su llegada al seno de su Creador. 50 Aunque mis palabras y mis obras parecen contradecirse, no existe en ellas tal contradicción. Os he dicho que Dios es pureza y perfección y que vuestro espíritu es semejante a la Divinidad; pero cuando el espíritu ha caído arrastrado por las inclinaciones de la materia, al detenerse en su evolución duda de su semejanza con el Creador, al considerarse repugnante o impuro, a pesar de que la gracia y presencia del Padre no se apartan de aquél, sólo que no pueden ser sentidas. 51 Trabajad en bien del futuro de vuestro espíritu. ¿Por qué temer a la muerte? Mas nada dejéis pendiente para que no tengáis que venir a purificar faltas anteriores ni a saldar deudas. 52 Que no pase el día sin que hayáis realizado una buena obra; así estaréis trabajando para vuestro espíritu. 53 No seáis fatalistas, afirmándoos en la creencia de que vuestro destino es directamente el que Dios puso en vuestro camino, y si sufrís es porque estaba escrito, y si gozáis es porque también estaba escrito. Yo os he convencido de que lo que sembréis, eso tendréis que recoger. Mas oíd bien, porque habrá veces en que recogeréis de inmediato la cosecha y en otras ocasiones vendréis en nueva existencia a segar y recoger vuestra simiente. Analizad esto que acabo de deciros y destruiréis muchos malos juicios sobre mi justicia y muchas confusiones. 54 Comprendedme y que no haya duda alguna en vuestro corazón; ved que por vuestro conducto tendré que doctrinar a la Humanidad. Mas si os declaraseis impotentes para explicar tan profundos misterios a los hombres, Yo haré brotar mi palabra por vuestra boca, porque la torpeza de vuestros labios no podrá ocultar la grandeza de mi Obra.