25 De los humildes me serviré para llevar en corto tiempo la Buena Nueva a los corazones que me esperan. Al que ha faltado, lo purifico con mi palabra que es agua cristalina, y al saber que lo perdono y que lo convierto en mi discípulo, se arrepentirá y no volverá a pecar; y al que escudriña y duda, lo ilumino y le doy pruebas para que conozca la verdad y dé testimonio de Mí.
26 Y cuando todos estéis preparados, os enviaré ante aquéllos que han cultivado su mente y hablan con florido lenguaje; y vosotros no os sentiréis inferiores a ellos, ni los envidiaréis, porque Yo os he dado grandes dones espirituales.
27 La ciencia va a detenerse; muchos sabios se confundirán y encontrarán inútil su saber, porque el conocimiento adquirido no les ha conducido al bienestar y a la paz del espíritu; y cuando lleguen a esa conclusión, me buscarán, anhelarán conocer la esencia y finalidad de la vida espiritual y me pedirán, humildes, penetrar en mis arcanos, y Yo les concederé ir hasta donde sea mi voluntad.
28 Los que más me seguirán serán los pobres, los desheredados, y cuando hayan recibido este caudal de esencia que vierte mi palabra, se levantarán llenos de amor, para llevar el testimonio de mi venida en este tiempo. Unos aparecerán como profetas, otros con el don de la palabra cautivarán los corazones y todos harán obras de amor entre la Humanidad.
29 Esas naciones que han sido menospreciadas, esos pueblos que se cubren de harapos, despertarán, me amarán y servirán a la Humanidad. Entre ellos están los grandes espíritus acrisolados en el dolor. En el fondo de esas criaturas se ocultan mis enviados, mis apóstoles; Yo llamaré a todas las naciones y vendrán a Mí en breve tiempo los que han de comprender mi inspiración, para ser precursores míos.
El supremo conocimiento no está reservado a los hombres de mente desarrollada sino a los hombres de espíritu elevado.