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De Enseñanza 265

1 Discípulos: Venid ante mi cátedra y meditad en mis enseñanzas; veréis cómo por vuestra meditación llegaréis a encontrar la esencia que contiene esta palabra, la cual os descubrirá el verdadero sentido de vuestra vida.

2 Si los hombres desde un principio y a través de todas las edades hubiesen reconocido que el perfeccionamiento del espíritu constituía su finalidad, otra hubiese sido su existencia y otras sus obras. Pero el hombre desde sus primeros pasos se consideró dueño de lo que sólo se le había prestado por breve tiempo y utilizó para fines impuros todo cuanto se le confió para obras nobles.

3 Ved a este mundo esforzándose por descubrir con su ciencia sólo la grandeza y el poder de la Tierra, sin preocuparse por su perfeccionamiento espiritual; y si el espíritu no desarrolla su potencia, ni emplea las virtudes que en él existen, no podrá haber paz en su vida, ni amor, ni sentimientos de verdadera caridad.

4 Muchos quisieran libertar a su espíritu de esa vida materialista, viciada y egoísta que reina en el mundo y no pueden liberarse porque les es tan complicada, amarga y difícil la lucha para vivir, que aun el mismo espíritu está atado a las preocupaciones y problemas de la vida humana.

5 Si vuestra existencia en la Tierra fuese más sencilla, también la lucha sería menor y tendríais libertad y tiempo para que vuestro espíritu se ocupase en cumplir las misiones que a él corresponden.

6 A vosotros, mis pequeños discípulos, no toca realizar la transformación de la Humanidad, porque es una obra superior a vuestras fuerzas, pero debéis extender este divino mensaje que habrá de apartar a los hombres de los grandes errores en que han vivido.

7 Esta labor de sembrar la semilla espiritual en tierras tan áridas requiere fe, amor y esfuerzo como todas las grandes obras, por lo cual os digo que no debéis dudar ni un instante de la realización de mis planes divinos, porque si dudaseis, nada efectivo lograréis. A vosotros corresponde actuar como miembros que sois de este conjunto de discípulos que estoy preparando.

8 No creáis ser los iniciadores de esta Obra espiritual, comprended que sois los continuadores de otros esfuerzos anteriores, de otras obras realizadas por vuestros hermanos en tiempos pasados.

9 Por eso os he dicho que la Doctrina que hoy os he traído es la misma de ayer y de siempre; que si alguna diferencia le encontráis, ésta es superficial, porque la forma en que os he manifestado en cada era mi enseñanza ha sido de acuerdo con la evolución espiritual adquirida por la Humanidad y también según el pueblo al que me he dirigido.

10 A vosotros tocó recibirme en este tiempo; vuestra misión no será menos importante que aquella que confié a mis enviados y apóstoles de los tiempos pasados. Mi palabra, unida a la limpidez de vuestras obras, será la semilla fecunda destinada a florecer en el corazón de la Humanidad.

11 ¿Podríais cambiar con mi palabra y vuestro ejemplo la vida de los hombres y de los pueblos que por muchos siglos han vivido una existencia alejada de lo espiritual?

12 Comprended que antes tenéis que prepararos, hasta que logréis ser maestros en esta enseñanza y podáis tomar con amor a vuestros hermanos, como si fuesen párvulos, para llevarles paso a paso desde la primera lección hasta la última.

13 Nadie desperdicie un tiempo tan valioso como es éste, ni espere el futuro para cumplir su misión sin haber aprovechado debidamente el presente, que es por ahora el que debe preocuparos, para que llegada la hora de la lucha no os acobardéis, que vuestra confianza en lo que vais a predicar sea absoluta y desechéis el temor de que vuestros consejos sean fácilmente destruidos por los excéntricos y materializados.

14 El que teme es porque no está plenamente convencido de mi verdad, y a éste es necesario probarle, hasta que de su corazón surja la llama de la fe.

15 Cuando el discípulo haya alcanzado la gracia de ser maestro, su presencia y sus palabras serán dulces, amistosas, persuasivas; obrará de tal manera que inspire confianza desde el primer momento. Su palabra demostrará que verdaderamente tiene conocimiento de lo que habla, que hay una absoluta convicción en lo que enseña y que una luz superior le inspira.

Cuando el buen discípulo se vea atacado por sus adversarios, sabrá esperarles tranquilo, porque su corazón nada temerá y porque su confianza en quien le enseñó es plena.

16 En verdad os digo que el que quiera seguirme para ser mi discípulo, tiene que dejar la vestidura de hipocresía y cubrirse con la pureza y la verdad que viste el Maestro, porque Yo soy la verdad.

17 Es necesario que surjan en la Tierra los sembradores de la verdad esparciendo mi bálsamo por todos los caminos, para que los sordos oigan y los ciegos vean la luz de mi mensaje.

18 Dios sólo quiere el bien para sus criaturas; bienaventurados todos los que ayuden en la realización de ese bien.

19 El eco de mi palabra y lo que estáis haciendo, ha sido conocido en muchas partes, más allá de lo que vosotros creéis; y aunque los hombres escépticos a quienes han llegado noticias de mi comunicación no pueden creer en una doctrina que transforme a este mundo de discordias en una familia fraternal, no os importe aquella incredulidad, ni cuántos años deban pasar para que se conviertan. Vosotros luchad, trabajad por esta Obra, porque así iréis formando poco a poco un mundo de armonía y la semilla se irá extendiendo.

20 Pueblo: Este momento es de prueba para vos, aprovechadlo; de nada os servirá arrepentiros después y decir: -Señor, perdona mi debilidad-. Os digo que con ello no podréis recuperar la oportunidad desperdiciada, sino con obras y testimonios de mi Ley.

21 Os dejo estos consejos paternales, para que meditéis en todo lo que os he dicho; y así como vuestro Padre en los Cielos se trazó un plan de amor, de vida y de enseñanza para sus criaturas, también vosotros, inspirándoos en Él, debéis trazaros un plan de amor, de humildad, de obediencia, perseverancia y redención.

22 Al hombre le ha preocupado más su vida humana que su vida espiritual, aun sabiendo muchas veces que lo humano es pasajero y lo espiritual eterno. Ésa es la causa por la que habiendo adelantado en su civilización y en su ciencia, espiritualmente se encuentra estacionado y adormecido en sus religiones.

23 Observad una a una las religiones y veréis que ninguna está dando pruebas de evolución, de desarrollo o perfeccionamiento; cada una es proclamada como la suma verdad, y quienes la profesan, creyendo encontrar y conocer todo en ella, no se esfuerzan en dar un paso hacia adelante.

24 Las revelaciones divinas, la Ley de Dios, mi Doctrina y mis manifestaciones os han dado a entender desde el principio que el hombre es un ser sujeto a evolución. ¿Por qué entonces ninguna de vuestras religiones justifica o prueba esta verdad?

Yo os digo que aquella doctrina que despierte al espíritu, que haga luz en él, que le desarrolle y le revele lo que él encierra, que lo levante cada vez que tropiece y lo haga caminar hacia adelante sin detenerse, esa doctrina está inspirada en la verdad. Y, ¿no es eso lo que mi enseñanza os ha revelado en todos los tiempos?

Sin embargo, espiritualmente os habéis detenido ha mucho tiempo, porque os ha preocupado más lo que toca a vuestra vida en la Tierra, que lo que corresponde a vuestro espíritu; mas para no abandonar completamente lo espiritual, habéis hecho de tal manera vuestras religiones, que ellas no os estorben en lo más mínimo para el desempeño de vuestras faenas, deberes y trabajos en la Tierra. Ya cumpliendo con aquella tradición religiosa os imagináis estar cumpliendo con Dios, tratáis de tranquilizaros ante la conciencia y creéis estar asegurando vuestra entrada en la gloria.

25 ¡Cuánta ignorancia, humanidad! ¿Hasta cuándo vais a despertar a la realidad? ¿No os dais cuenta de que al cumplir con vuestras religiones nada me dais a Mí y tampoco nada le proporcionáis a vuestro espíritu?

26 Cuando salís de vuestros templos y decís: -Ya cumplí con Dios- habéis incurrido en un gran error, porque creéis haber venido a darme algo a Mí, cuando debierais saber que nada tenéis que darme y sí mucho que recibir de Mí y mucho que proporcionaros a vosotros mismos.

27 Creéis que el cumplimiento de la Ley se reduce a asistir a aquellos lugares, y ése es otro grave error, porque esos lugares deberían ser la escuela donde el espíritu fuera aprendiendo para que después, ya en la senda de la vida, pusiera en práctica la lección aprendida, que es el verdadero cumplimiento de la Ley.

28 ¿Veis cuánta discordia entre hermanos, cuántas tragedias entre esposos, cuánta inmoralidad y vicios, cuántas guerras entre pueblos? Todo es a causa de vuestro abandono y alejamiento de las leyes divinas.

30 El dolor intenso que se abate en múltiples formas sobre este mundo, es el efecto de las faltas cometidas por los hombres; mas ya no se dan cuenta de mi justicia, cegados unos por la ambición y otros por el odio.

81 Hay quienes llegan a decirme: -Señor, me siento tranquilo en mi consciencia; no he matado, hurtado ni adulterado-. Si estos corazones que se así me hablan se dieran cuenta de que se puede matar no sólo quitando la vida al cuerpo, sino que también muchas veces se puede dar muerte al corazón, a la mente, a la tranquilidad espiritual, y que muchas veces este delito encierra mayor importancia que el de aquél que le ha quitado la existencia a un cuerpo.

82 Si supiesen que se puede hurtar no sólo las cosas materiales sino también las espirituales, como son la paz, la virtud o la reputación, tendrían una idea más clara de lo que significan los valores morales o espirituales comparados con los materiales, a los cuales el humano les concede tanta importancia.

83 Mañana, cuando vuestro adelanto y comprensión sean mayores que los de ahora, sabréis que muchas veces pecasteis con el pensamiento con mayor frecuencia y con mayor importancia de lo que hicisteis con vuestras hechos; esa comprensión llegará a vosotros cuando conozcáis la fuerza del pensamiento sobre los demás.

84 Sabed que muchas de las obras del espíritu las hace éste a través del pensamiento. -¿Cómo puede ser ésto?- me preguntáis.

Yo os digo que toda esta Naturaleza que contempláis y todo cuanto aún no conocéis de mis obras, no son sino la materialización de los pensamientos de vuestro Creador.

85 La Naturaleza es tenida por muchos como un dios y como la fuente creadora de todo cuanto existe, mas en verdad os digo: Esta naturaleza de cuyo seno han brotado todos los seres y cosas materiales no es creadora; ella antes fue concebida y formada por el Hacedor divino; ella no es el principio, ni la causa, ni el por qué de la vida.