De Enseñanza 287 25 Humanidad: Si sólo fuese el instinto el que guiase todo los actos de vuestra vida, no tendría vuestro Padre que haberos revelado su Ley, ni hubiese tenido que venir como Redentor a salvaros; pero no dependéis de vuestro instinto, fuerzas superiores gobiernan vuestros actos y esas fuerzas están en el espíritu. 26 El espíritu goza del don del libre albedrío, medio por el cual debe hacer méritos para salvarse. 27 ¿Quién guía, orienta o aconseja al espíritu durante su libre trayecto, para distinguir lo lícito de lo ilícito y por tanto, para no perderse? La conciencia. 28 La conciencia es la chispa divina, es una luz superior y es una fuerza para ayudar al hombre a no pecar. ¿Qué mérito habría en el hombre si la conciencia tuviese fuerza material para obligarlo a permanecer en el bien? Yo quiero que sepáis que el mérito consiste en escuchar aquella voz, en persuadirse de que ella nunca miente ni se equivoca en lo que aconseja y en obedecer fielmente sus dictados. Como vosotros podréis comprender, para escuchar claramente aquella voz se requiere preparación y concentración en sí mismo. ¿Quiénes practican esta obediencia en los tiempos presentes? Contestaos vosotros. 29 La conciencia siempre se ha manifestado en el hombre, pero la Humanidad no ha alcanzado el desarrollo necesario para guiar toda su vida por esa luz. Ha tenido necesidad de leyes, enseñanzas, preceptos, religiones y consejos. 30 Cuando los hombres lleguen a penetrar en comunión con su espíritu, y en vez de buscar lo espiritual hacia el exterior lo busquen en su interior, podrán escuchar la voz suave, persuasiva, sabia y justa que estuvo siempre vibrando en ellos sin que la escuchasen y comprenderán que en la conciencia está la presencia de Dios, que ella es el verdadero medio por el cual debe el hombre comunicarse con su Padre y Creador. 31 El primer paso hacia la regeneración de los hombres, para que alcancen un estado de elevación espiritual, es la caridad, caridad para con el espíritu, caridad para con el cuerpo, caridad hacia los semejantes. Mas debo deciros que ese sentimiento no ha sido debidamente interpretado. La caridad es un nombre que vosotros le dais a determinadas acciones que lleváis a cabo, las cuales en la mayoría de los casos no llevan en su fondo piedad o una verdadera intención de aliviar una necesidad. 32 Vuestros sentimientos humanos distan aún de ser una realidad; por eso debéis tener siempre presente las palabras y las obras de Jesús en el mundo, como el ejemplo vivo y verdadero de la caridad. 33 ¿Qué será de un espíritu, cuando ha cubierto la verdadera caridad con formas que sólo encierran hipocresía? Su despertar será muy doloroso el día que logre penetrar en comunión con su conciencia y escuche aquella voz justiciera e inexorable. 34 ¿Cómo queréis que los pueblos se reconcilien, que los gobiernos se unifiquen y las guerras cesen, si los hombres están sordos a toda voz que viene de la conciencia? 35 Cuán fácil será para los humanos entenderse, cuando penetren en meditación y escuchen la voz de su razón superior, la voz de ese juez a quien no quieren oír, porque saben que les ordena todo lo contrario de lo que están haciendo. 36 Puedo deciros que si no habéis estado dispuestos a escuchar los dictados de vuestra conciencia, tampoco habéis sido obedientes y mansos para practicar mi Doctrina. La reconocéis en teoría, mas no la lleváis a la práctica. Le reconocéis esencia divina, decís que fue muy grande Jesús y que su enseñanza es perfecta; pero nadie quiere ser grande como el Maestro, nadie quiere llegar hasta Él, imitándolo verdaderamente; y debéis saber que Yo vine no sólo para que supieseis que soy grande, sino también para que todos vosotros lo seáis. 37 El hombre quiere salvarse desconociendo su naturaleza espiritual y eso no puede ser. 38 ¿De qué les sirve a muchos creer en una vida después de ésta, si no emplean su existencia en hacer méritos para la eternidad? Toda su fe se concreta en saber que después de la muerte, su espíritu irá a un Más Allá y esperan el último instante para reponer todo el tiempo perdido y borrar todas sus manchas con un acto de contrición. 39 Triste equivocación, porque los errores sólo pueden repararse con obras que requieren haber obedecido a los reclamos de la conciencia y tiempo para reparar todos los pecados cometidos; y en cuanto al arrepentimiento en los que están por partir hacia lo espiritual, Yo os digo que son pocos los que en esa hora lloran por los males que han causado, y que su preocupación es más bien el temor al castigo, a la sentencia o a la condena según ellos la imaginan. 40 ¿Verdad que os hace falta una doctrina que os hable ampliamente, os prepare y os abra los ojos a la luz, como lo hago a través de mi palabra? 41 Ved cuán necesario es que vosotros extendáis este mensaje por todos los lugares de la Tierra. Con ello, estaríais haciendo con vuestros hermanos una verdadera obra de caridad. 42 Borrad de los hombres la impresión errónea que de las doctrinas espirituales se han formado basadas en la ignorancia, superchería y engaño. Presentad mi Doctrina en toda su pureza y majestad para que ella borre la ignorancia, el fanatismo y la dureza que no permiten a la Humanidad pensar en su yo espiritual, al que ha privado de toda libertad de acción. 43 Andáis huyendo de lo espiritual y no pensáis que pronto seréis sólo espíritu; mas no siempre tenéis la culpa de vuestra ignorancia, sino quienes os guían. 44 Os han invertido el sentido de los valores esenciales hasta el grado de creer que la verdad está en lo opuesto a ella. 45 ¿No tomáis a veces objetos materiales como si fuesen divinos? ¿No concedéis eternidad a bienes pasajeros? Creéis haber comprendido a Cristo y ni siquiera lo conocéis. 46 ¿Acaso vine Yo a daros pruebas de grandeza empleando para ello riquezas o poderíos de la Tierra? Jesús vino sin riquezas materiales, se presentó en el mundo en la pobreza más absoluta. Él fue grande en cuanto a sus obras, a su palabra, a su Doctrina, pero nunca en cuanto a su aspecto superficial. 47 ¿Por qué había de tomar los bienes humanos, si éstos fueron creados por el Padre para las criaturas humanas? ¿Qué podía Yo necesitar de esta Naturaleza, cuando es ella la que se nutre de Mí? 48 Yo vine a mostraros la belleza de una vida superior a la humana, a inspiraros las obras elevadas, a enseñaros la palabra que prodiga amor, a anunciaros la dicha no conocida, aquélla que espera al espíritu que ha sabido escalar la montaña del sacrificio, de la fe y del amor. 49 Todo esto debéis reconocer en mi enseñanza, para que al fin comprendáis que son vuestras obras buenas las que acercarán vuestro espíritu a la verdadera felicidad. 50 Cuando la primera lección haya sido comprendida y después ejecutada, os rendirá un fruto agradable, el cual os estimulará para dar el siguiente paso. 51 Os digo que todo aquél que por un instante llegase a experimentar la felicidad de sentirse libre para meditar, para escudriñar y practicar, jamás volverá voluntariamente a su cautiverio, porque ya sus ojos contemplaron la luz y su espíritu se extasió ante las revelaciones divinas.