De Enseñanza 322 1950 15 Hoy cada hombre cree conocer en toda su plenitud la verdad; cada religión dice ser la poseedora de la verdad. Yo os digo que la verdad absoluta nadie la conoce, ya que la parte que le ha sido revelada al hombre no ha logrado abarcarla con su mente. 16 Todos los hombres llevan en sí parte de verdad y errores que mezclan con la luz de la verdad. 17 La lucha se aproxima en que todas estas fuerzas combatan, queriendo cada una imponer su idea; mas no será al final el triunfo de una idea humana, ni de una teoría científica, ni de un credo religioso, el que prevalezca, sino el conjunto armonioso de todas las buenas ideas, de todas las creencias elevadas, de todos los cultos elevados al máximo de la espiritualidad, de todas las ciencias puestas al servicio del verdadero progreso humano. 18 Yo permitiré que los hombres hablen y expongan sus idea; que otros muestren públicamente sus cultos y sus ritos; que se discuta y se luche; que los científicos presenten sus más avanzadas teorías; que todo cuanto exista oculto en cada espíritu surja, brote y se manifieste, porque está cercano el día de la siega, aquel día en que la conciencia; como una hoz inexorable, corte de raíz cuanto de falso haya en el corazón de la humanidad. 19 Vos, pueblo, estad alerta y no olvidéis que os he anunciado esta lucha, para que no os amedrentéis cuando miréis a los hombres discutir apasionadamente, cuando seáis testigos de cómo se hacen la guerra las religiones y cómo combate con ellas la conciencia. 20 Dejad que el mundo se conmocione; dejad que desate la tempestad y que la lucha surja, para que el hombre despierte y en su despertar contemple la luz que ha mucho tiempo sueña en admirar; para que los hombres egoístas que han cerrado las puertas del camino que conduce al conocimiento de la verdad caigan de sus sitiales, de sus tronos y pedestales y dejen pasar a las turbas hambrientas y sedientas de luz del espíritu. 36 Dejad atrás los tiempos en que los hombres se arrepentían de sus faltas, no por el pesar de haberme ofendido, sino por el temor a la condena eterna, según los hombres la habían imaginado. 37 Apartad de vuestro corazón la creencia de que podéis dejar para el último momento vuestro arrepentimiento, confiando en la misericordia de Dios, y pensad que lo único que vuestro espíritu recogerá en aquel momento de justicia, será lo que a lo largo de su existencia en la Tierra haya sembrado; su cosecha o su fruto serán la evolución, el adelanto, la elevación que haya logrado por medio de la vida que le fue confiada. 38 ¡Cuán distinta es la realidad espiritual de cuanto los hombres han imaginado! Ni mi justicia es como creéis, ni es castigo divino a lo que dais ese nombre, ni es el Cielo como vosotros pensáis, ni se logra en la forma tan fácil y rápida que imagináis, como tampoco la expiación espiritual es como decís, ni la tentación es un espíritu. 45 Lleva esta palabra el mensaje de espiritualidad que abre los ojos a los hombres, para que miren frente a frente la realidad que creen encontrar tan sólo en lo que ven, en lo que tocan o en lo que comprueban con su ciencia humana, sin darse cuenta de que están llamando realidad a lo pasajero y están desconociendo y negando lo eterno, en donde existe la verdadera realidad. 52 Perdonad tantas veces como fueseis ofendidos. No toméis cuenta siquiera del número de veces que tenéis que perdonar. Es tan alto vuestro destino, que no debéis deteneros en esos tropiezos del camino, porque más adelante os esperan misiones muy grandes. Llevad siempre el espíritu dispuesto al amor, a la comprensión y al bien para que os coloquéis en planos superiores. Y así como en los tiempos pasados muchos hermanos vuestros escribieron con sus obras hermosas páginas en el libro eterno del espíritu, imitándolos continuaréis esa historia para ejemplo y deleite de nuevas generaciones que vendrán a la Tierra. 53 Sed fuertes, porque estáis viviendo los tiempos de prueba. Cada criatura, desde el tierno niño que apenas ha abierto sus ojos a la luz de este mundo, hasta el anciano doblegado por el peso de los años, soporta una prueba, un proceso de restitución; mas Yo os doy mi fuerza, mi influencia, para que paséis con fe y serenidad esas pruebas que os harán invulnerables al dolor. 54 Habrá lucha de ideas y la fe y creencia de unos y otros serán puestas a prueba, y aquéllos que hayan levantado su obra sobre arena movediza, la verán caer porque sus cimientos no eran firmes; y en ese tiempo los fuertes deberán sostener a los débiles. Van a llorar su ignorancia, su desnudez y su falta de méritos aquéllos que no supieron orar ni penetrar en la verdad de mis enseñanzas. Muchos de ellos son inocentes porque no han tenido la verdadera guía de sus hermanos y llorarán pastores y ovejas su inseguridad y su confusión. 55 Vos, pueblo, destinado por Mí para derramar vuestra influencia sobre este mundo, viviréis orando y velando por su tranquilidad y su salvación; desplegaréis vuestras alas para cubrir a la Humanidad en esas horas de peligro y de angustia. 56 Por eso os he enseñado la oración de espíritu a Espíritu y he apartado de vuestra vista todo símbolo o representación de mi Divinidad. Habéis construido un templo en vuestro interior y desde ahí me amáis y me glorificáis. Os he enseñado el respeto por las creencias de vuestros hermanos y os he preparado como un centinela que vive alerta para defender la fe de los se que debiliten en ese combate que ya se aproxima, y cuando hayáis concluido vuestra misión, podréis decirme con satisfacción: Padre nuestro, hemos luchado con la espada que no hiere, con el amor y la buena voluntad; hemos hablado la palabra divina; hemos invitado a la Humanidad a orar ante Vos llevando el consuelo a los que sufren, convirtiendo al bien a los que habían faltado a la Ley; hemos levantado a hombres y mujeres que vivían estacionados en su ignorancia y despertamos su fe y su confianza en Vos, y desde entonces os aman y os siguen. Y Yo os recibiré como soldados de mi causa y os daré el galardón que habréis merecido. 57 Mi Obra se extenderá sobre la Tierra. A los primeros se adherirán otros y después otros más, porque está escrito que el hombre se elevará sobre su actual condición en busca de su perfeccionamiento espiritual.