13 Antes de partir de este mundo dije a mis discípulos: -Vendrá el Consolador entre vosotros, el Espíritu de Verdad que os revelará lo que hay en su Arcano.
14 He aquí la continuación de mi Obra, mi venida en el Tercer Tiempo como Espíritu de Consolación, rodeado de mis grandes ejércitos de ángeles, como estaba escrito.
Esos espíritus seguidores míos forman parte de ese consuelo que Yo os había prometido, y ya habéis tenido pruebas de su caridad y de su paz, en sus sanos consejos y ejemplos de virtud.
A través de ellos os he concedido beneficios, y han sido intermediarios entre vosotros y mi Espíritu.
Cuando habréis percibido la gracia y los dones de que están revestidos, así como su humildad, os habéis sentido inspirados a hacer obras tan puras como las que ellos han realizado en vuestra vida; cuando han penetrado en vuestro hogar, os habéis sentido honrados con su presencia espiritual.
15 ¿Creéis que ellos siempre han sido seres virtuosos? ¿No sabéis que un gran número de ellos ha habitado la Tierra y ha sabido de la debilidad y de las grandes faltas?
Miradlos ahora; no conservan mancha alguna, pero es que oyeron la voz de la conciencia, despertaron para el amor y se arrepintieron de sus pasadas faltas y en ese crisol se han purificado para levantarse dignos y hoy me sirven, sirviendo a la Humanidad.
Su espíritu se ha impuesto, por amor, la tarea de ayudar a sus semejantes para restituir todo aquello que no hicieron cuando habitaron la Tierra, y han aceptado como un regalo divino la oportunidad de venir a sembrar la semilla que antes no sembraron y a destruir toda obra imperfecta que hubiesen hecho.
Por eso miráis ahora con sorpresa su humildad, su paciencia y su mansedumbre y en ocasiones les habéis visto padecer por su restitución, pero su amor y reconocimiento que es mayor que los obstáculos que se les presenten, lo vencen todo y están dispuestos a llegar hasta el sacrificio.
16 Así como son ellos hoy, seréis vosotros mañana. También habitaréis ese mundo y vuestro amor, esfuerzo y arrepentimiento lavarán las manchas que hayan quedado en vosotros, para que seáis limpios y puros como ellos.
Vuestra constancia y vuestro amor al bien os harán enviar vuestra oración sobre los que dejéis en la Tierra envueltos en vicisitudes y maldad y pediréis al Padre: -Señor, permitidme volver aunque en forma invisible e intangible para mis hermanos, a llevar un mensaje de paz y de salud a los que sufren-. Y Yo os concederé esa gracia.
Entonces seréis como ángeles y nada os impedirá visitar los mundos de expiación, llevando en vosotros todo ese manantial de gracia y de bondad que os he confiado como hijos míos.