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De Enseñanza 62

46 Los que en el seno de sus iglesias esperan mi llegada, ni siquiera presienten en qué forma y dónde me estoy comunicando, a pesar de que mi manifestación se hizo sentir por medio de numerosos acontecimientos.

Como el relámpago que nace en el Oriente y se pierde en el Occidente, así ha sido mi llegada; mas la vibración y el reflejo de mi Espíritu han quedado entre vosotros transformados en palabra humana, para que podáis entender quién fue el que llamó a la puerta del corazón de los hombres y por qué fueron dadas las señales.

47 He querido comunicarme por medio de cerebros humildes, porque ellos, estando libres de prejuicios, limpios de torcidas interpretaciones a mi Ley, eran los indicados para transmitir con mayor pureza mi palabra. Esta palabra será discutida con calor por la Humanidad, mas aun cuando se quisiese correr sobre ella un velo de indiferencia, será en este tiempo la única que dé luz sobre muchos misterios y sobre muchas confusiones.

48 De cierto os digo que después de 1950 tocaré con mi poder y mi justicia a todos los ritos que en el mundo se celebran; y si sus ministros y pastores no despertasen ante este toque, Yo, sirviéndome de los niños, les hablaré. Así como han sido tocadas por mi justicia las naciones, así serán tocadas las distintas religiones. Toda corona, todo cetro, todo título y jerarquía juzgados serán.

49 Pueblo, ¿ dónde guardáis las palabras y las enseñanzas que con tanto amor os he traído? Mirad que esta palabra ha sido la caricia divina con la cual ha venido vuestro Padre a despertaros en este tiempo. ¿O acaso vais a esperar que sean los elementos desatados los que vengan a despertaros de vuestro sueño?

53 Dejad que otros pueblos despierten para el nuevo tiempo al contemplar las comarcas arrasadas por las aguas, las naciones destrozadas por la guerra y la peste aniquilando vidas.

Esos pueblos, ensoberbecidos en sus ciencias y aletargados en el esplendor de sus religiones, no reconocerán mi palabra bajo esta humilde forma, ni sentirán mi manifestación en Espíritu; por tanto, antes tendrá que conmoverse la Tierra y la Naturaleza dirá a los hombres: El tiempo es llegado y el Señor ha venido entre vosotros. Para que la Humanidad despierte, abra sus ojos y acepte que Yo soy quien ha llegado, antes será tocado el poder y el orgullo del hombre; mas vosotros tenéis por misión velar, orar y prepararos.