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De Enseñanza 77

26 Tiempo de complacencias ha sido éste, en el cual he querido que sintáis muy próxima la presencia de lo espiritual, humanizando mi palabra, permitiendo hasta cierto límite la materialización del mundo espiritual y dejando que por medio del don de videncia contemplaseis algo del Más Allá y algo del futuro también.

50 He aquí al Espíritu de Verdad en el siglo veinte, explicando lo que en el Segundo Tiempo os dijo y que no supisteis interpretar. Mis apóstoles de entonces al oírme llegaban hasta confundirse, y al deliberar entre ellos decían: -Tal parece que a veces el Maestro se contradice. Mas llegó el tiempo en que fueron llenos del Espíritu Santo, y reconociendo la grandeza de mi palabra comprendieron que el idioma humano es pobre para expresar lo divino, y por ello a veces creyeron que el Maestro había cometido algún error al doctrinarles.

51 Ellos continuaron mi obra de salvación, escribiendo sus nombres junto al de su Maestro con obras de amor y de humildad, y así testificaron mi verdad.

52 Ved cuánto tiempo ha pasado desde entonces sobre esta Humanidad que llamándose creyente de Cristo y reconociendo a mis apóstoles como seguidores del Maestro, ha ido apartando más y más de su corazón aquella esencia y aquella simiente, dejando tan sólo mi nombre, el cual no sabe pronunciar con respeto ni honrar con sus obras.

53 Buscad mi nombre en la Tierra y lo encontraréis en los labios de la mayoría de los hombres; buscad mi presencia y sólo la encontraréis representada en imágenes hechas por manos humanas; buscad mi huella y no la encontraréis en el corazón de la Humanidad, porque de ahí se ha borrado.

54 Este pueblo me ha escuchado en este tiempo y ha oído aquella frase reveladora que os ha dicho: Vosotros y aquéllos sois los mismos. El que comprende el sentido de esa frase dice entonces: -¿Cómo es posible que permanezca yo en la ingratitud y me encierre por siempre en mi egoísmo?- Y ante esa reflexión despierta y se levanta al cumplimiento de su misión.

55 Yo os digo que es menester que la Humanidad sepa que su espíritu ha venido muchas veces a la Tierra y que aún no ha sabido levantarse en el camino de mi Ley para alcanzar la cumbre de la montaña.