45 Sed tengo, os digo nuevamente, sed de vuestra elevación y de vuestro amor, mas nadie acerca a mis labios el agua que puede apagarla; más bien soy Yo quien tiene que conservar abierta y fresca la herida del costado para que no deje de manar agua de vida sobre el mundo.
46 Este es el tiempo de la gran batalla descrita por los profetas en sus visiones espirituales y mirajes, tiempo en que los hombres opondrán su fuerza a mi Ley, en que todo ser material o espiritual que albergue egoísmo en su corazón se levantará a luchar contra mi justicia.
Mi espada está presta, no es el arma que castiga o mata, es la espada que en su lucha por salvar al que perece víctima de sí mismo, le levantará con tal fuerza que, a veces, hasta su cuerpo perderá para hacerle alcanzar la vida eterna del espíritu.
47 Entended bien estas lecciones y no os confundiréis, antes bien, comprenderéis el porqué de muchas de las pruebas terribles por las que atraviesa la Humanidad y a las que no acertáis a dar explicación.
60 Yo no vengo a despertar fanatismo religioso entre los hombres: mi Doctrina está muy lejos de enseñar falsedades. Yo quiero enmienda, fe, caridad, espiritualidad.
El fanatismo es venda de oscuridad, es pasión insana, es tiniebla; velad para que esa mala simiente no penetre en vuestro corazón, mirad que a veces el fanatismo tiene la apariencia del amor.