De Enseñanza 99 56 Pueblo: En aquel tiempo, Juan, llamado también el Bautista, bautizaba con agua a los que creían en su profecía. Ese acto era un símbolo de la purificación del pecado original. Él decía a las multitudes, que llegaban hasta el Jordán para escuchar las palabras del Precursor: "He aquí, que yo os bautizo con agua, mas ya viene Aquél que os bautizará con el fuego del Espíritu Santo". 57 De ese fuego divino nacieron todos los espíritus, brotaron limpios y puros; mas si en su camino han llegado a mancharse con el pecado que trajo consigo la desobediencia, viene de nuevo el fuego de mi Espíritu a derramarse sobre ellos para destruir su pecado, borrar sus manchas y devolverles su pureza original. 58 Si ese bautizo espiritual, en vez de ser entendido como la purificación que el hombre alcanza mediante un acto de arrepentimiento verdadero ante su Creador, lo convertís en un rito y os conformáis con el simbolismo de un acto, de cierto os digo que vuestro espíritu nada alcanzará. 59 Quien así lo hace, vive aún en los tiempos del Bautista, y es como si no hubiese creído en sus profecías ni en sus palabras que hablaban del bautismo espiritual del fuego divino, con el que Dios purifica y eterniza en la luz a sus hijos. 60 Juan llamaba a los hombres en su edad de adultos, para derramar en ellos aquellas aguas, símbolo de la purificación. Llegaban a él cuando eran ya conscientes de sus actos y podían tener ya voluntad firme para perseverar en el camino del bien, de la rectitud y de la justicia. Ved cómo la Humanidad ha preferido practicar el acto simbólico de la purificación por medio del agua, en lugar de la regeneración verdadera por medio del arrepentimiento y del firme propósito de la enmienda que nacen del amor a Dios. La ceremonia no implica esfuerzo alguno; en cambio, purificar el corazón y luchar por permanecer en la limpidez, sí significa para el hombre esfuerzo, vigilia y hasta sacrificio; por eso han preferido los hombres cubrir con apariencia sus pecados, concretándose al cumplimiento de ceremonias, actos y ritos que en nada mejoran su condición moral o espiritual, si en ellas no interviene la conciencia. 61 Discípulos: Esa es la razón por la cual no quiero que entre vosotros existan ritos, para que no por cumplir con ellos os olvidéis de lo que verdaderamente llega al espíritu. 62 El pecado original no viene de la unión del hombre y la mujer; Yo, el Creador, establecí esa unión diciéndoles a ambos: Creced y multiplicaos. Esa fue la primera Ley. El pecado ha estado en el abuso que han hecho del don del libre albedrío. 63 Preparaos para seguir recibiendo en vuestro seno a los hijos que Yo os confíe. Tened pleno conocimiento de vuestra misión y de vuestra responsabilidad; esa luz la hallaréis en mi Doctrina.