HUMANIDAD
Parte 21



La oración como intercesión


No solo oréis cuando os encontréis atravesando por alguna prueba dolorosa, orad también cuando estéis en paz, porque es entonces cuando corazón y pensamiento, puedan ocuparse de los demás.

Cuando paséis junto a un extraño a quien no podáis dirigir palabra alguna, pero sintáis conmovido vuestro corazón y vuestro espíritu eleve su oración, presentándome el sufrimiento de aquel hermano vuestro, Yo le daré lo que necesita, porque habéis depositado en Mí su dolor.

Orad por todos aquellos quienes en su ofuscación, matan, roban, o que de cualquier manera, causan dolor a la humanidad. Tampoco oréis solamente por los que os han hecho algún bien o por aquellos que no os hayan causado ningún daño, pues ello siendo meritorio, no lo es tanto como si pedís por los que en alguna forma os hayan causado perjuicios.

¿Veis esos hombres que tan sólo viven para satisfacer desmedidas ambiciones, pasando sobre la vida de sus semejantes, sin respetar los derechos que Yo, su Creador, les he concedido? ¿Véis como sus obras sólo hablan de envidia, de odio y de codicia? Pues es por ellos por los que debéis de orar más que por otros. A estos hombres perdonadles todo el dolor que os causan y ayudadles con vuestros pensamientos limpios a razonar. No hagáis en torno a ellos más densa las tinieblas que les rodea, porque cuando tengan que responder de sus actos, también llamaré a responder a quienes en vez de orar por ellos, sólo les enviaron tinieblas con sus malos pensamientos.

Deseo también enseñaros a cumplir vuestros deberes para los que gobiernan el mundo, si queréis que sus determinaciones sean favorables y justas para sus pueblos, debeis de ayudarlos con la oración. Si en vez cumplir en esta forma les abandonáis y os dedicáis sólo a criticar sus determinaciones, dejaréis que su ánimo decaiga en la lucha y queden expuestos a influencias nocivas.

Creen tener en sus manos el destino de la humanidad, ignorando que también se encuentran bajo mi justicia. Ellos necesitan como nadie de vuestras oraciones y de vuestra ayuda espiritual. Tened piedad, por los que se han olvidado de orar, por los que no sienten caridad en su corazón.

Enviad con vuestro pensamiento y oración, consuelo a los tristes, a los enfermos, a los que sufren en la soledad, a los ancianitos, a la niñez, a la juventud. Ved que ahora hay más viudas y huérfanos que nunca en vuestro mundo. Pensad en los pueblos sin paz y en los hombres sin esperanza. Unos porque sufren intensamente; otros, porque se han hundido en el cieno del vicio, y otros porque no conocen la luz de la verdad y viven huérfanos de amor o porque tienen hambre de justicia y de paz.

Orad también por los que se ausentan de entre vosotros y parten al Más Allá, y no pueden apartarse de los suyos, de los que en el mundo quedaron, porque el llanto, el egoísmo y la ignorancia humana les retiene y les materializa, privándoles de la
paz, la luz y el adelanto. Orad por toda la humanidad, sin distinción de razas, ni credos, orad con toda la fe y el amor de que seas capaces. Si así lo entendéis, entonces si estaréis comprendiendo mi Doctrina, y mi sacrificio e interpretando mi voluntad. Si así lo haceis humanidad, Yo haré que este mundo se levante limpio de su lepra, también haré surgir vida de la muerte; lograré que del odio broten frutos de reconciliación y que de la locura, surja la razón.

Dejad ya de ser los párvulos, para que cuando Yo os diga que oréis, no sólo os concretéis a penetrar en el recogimiento interior de vuestro pensamiento, sino también salid de ese santuario y dejad en cada hermano vuestro, una prenda de verdadera fraternidad. Si así lo entendéis, entonces si estaréis comprendiendo mi Doctrina, y mi sacrificio e interpretando mi voluntad.

Que vuestras penas, no os hagan olvidar a los que viven en contínua desesperación y angustia. Grandes son vuestras aflicciones y dificultades en la vida diaria, mas no podéis compararlas con aquellas que agobian a muchos de vuestros hermanos.

comprended que os pido obras buenas, ya que ellas son y no tanto vuestras palabras o pensamientos, lo que verdaderamente hablan a mi Espíritu. Un pensamiento, por muy hermoso que sea, si no es sentido, carece de esencia. Una palabra o una frase por muy bellamente que sea dicha, sino se transforma en obra, no tendrá vida y debeis saber que lo que no tiene vida, no existe, por lo tanto no puede ser recibido por Mí.



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