HUMANIDAD
Parte 24



¡Padre!...ése es mi verdadero nombre


Cuando me llamáis Padre, cuando ese nombre brota de vuestro ser, en el cielo se escucha vuestra voz y al arcano le arrancáis algún secreto.

Habladme con respeto y humildad, con la confianza que se le tiene a un padre, con la intimidad con que se le habla a un amigo. Sabed que cuando vuestro corazón me llama con ternura, también mi Espíritu se estremece de gozo.

Cuando os digo que oréis espiritualmente, no borro de vuestro corazón aquella oración modelo, aquella oración perfecta, la del Padre nuestro, sólo quiero que en vez de hablarme con los labios, lo hagáis con el pensamiento y que en lugar de concretaros a repetir una por una las frases que componen aquella oración, os inspiréis en ellas, para que los pensamientos que forme vuestro espíritu, lleven como el Padre nuestro, amor, humildad, fe, respeto, conformidad y confianza en el Padre. Así vuestra oración será semejante a la de Jesús, que nazca espontánea del corazón y se eleve hasta llegar al Padre y debe encerrar, obediencia, confesión, gratitud, esperanza y adoración.



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