HUMANIDAD
Parte 17



Si los hombres sintiesen verdadero amor por sus hermanos


no deberían sufrir el caos en que se encuentran, todo en ellos sería armonía y paz; pero ese divino amor no lo entienden y sólo quieren la verdad que llega al cerebro, no la que llega al corazón y ahí tienen el resultado de su materialismo: una humanidad egoísta, falsa y llena de amargura.

Pensáis en ideas elevadas,y nobles acciones, pero no las hacéis como es mi voluntad porque no las sentís y por ello ignoráis el sabor divino que dejan cuando se han practicado. Yo os digo: que ni elevación, ni sabiduría tendrá, ni hará obras grandes, quien no ame con toda la potencia de su espíritu. En todos los tiempos mi Doctrina ha demostrado que su esencia es el amor. El amor es la esencia de Dios, de esa fuerza toman todos los seres para vivir; de ella surgió toda la vida y la creación: El amor es el principio y el fin en el destino de todo lo hecho por el Padre. Ante esa fuerza que todo lo mueve, lo ilumina y vivifica, desaparece la muerte, se esfuma el pecado, se desvanecen las pasiones, se lavan las impurezas y se perfecciona lo que es imperfecto.

Si aprendéis de Mí con el amor en el corazón, es imposible que os equivoquéis. De todos los afectos humanos, el que mas se asemeja al amor divino, es el amor maternal, porque en él existe el desinterés, la abnegación, y el ideal de hacer la felicidad del hijo aún a costa del sacrificio. No escojáis a quien debéis de amar, amad a todos sin distinción. El amor espiritual no puede tener preferencias. ¿Cuándo será tan grande vuestro amor que pueda abarcar a muchos semejantes, para amarlos como amáis a los que llevan vuestra sangre y son carne de vuestra carne?

Muchos de los hombres de este tiempo, al oír que con frecuencia se repite en mi Doctrina la palabra amor, se preguntan: ¿Cuál es el amor que tanto se predica? También en aquél tiempo me preguntaron que de ¿qué clase era el amor del que tanto les hablaba? Y estando el Maestro sentado junto a un rosal, cuyas flores se encontraban secas y marchitas, las acarició con su mano mientras El predicaba, y aquellas flores revivieron bajo el influjo de su caricia, dejando a todos los que le rodeaban verdaderamente maravillados ante semejante prodigio. Así serán los corazones de los hombres cuando sepan amarse unos a otros. Los rosales volverán a florecer y las rosas secas resucitarán.

Breve análisis del tema



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