HUMANIDAD
Parte 30



¿Qué sabéis de vuestro pasado?


¿Y hasta dónde se remonta vuestro origen, qué sabéis de dónde venís, por dónde habéis pasado y a dónde os dirigís? ¿Quiénes fuisteis antes de esta vida, quiénes sois en la presente y quiénes seréis en el futuro? Esto solo al Juez Divino corresponde saber. Por ahora debe bastaros comprender el verdadero significado de la ley de reencarnación que os he revelado como una suprema verdad.

Es preciso que sepáis que el espíritu antes de encarnar ha tenido una vasta preparación, ya que va a quedar sometido a una larga y a veces dura prueba; pero gracias a aquella preparación no se turba al penetrar en esta vida, cierra sus ojos al pasado para abrirlos a una nueva existencia y así, desde el primer instante, se adapta al mundo al que ha llegado.

Cuán diferente es la forma en que vuestro espíritu se presenta ante los umbrales de la vida espiritual, cuando acaba de dejar su cuerpo y al mundo.

Vuestra mente no recibe las impresiones o los recuerdos del pasado de vuestro espíritu, porque la materia, es un espeso velo que no alcanza a penetrar en la vida del espíritu. ¿Qué cerebro podría recibir las imágenes e impresiones que su espíritu haya recogido de su pasado? ¿Qué inteligencia podría coordinar con ideas humanas lo que es incomprensible?

No sabéis cuántas veces fuisteis en este mundo a través de distintas materias, y aun cuando la carne se escudriña a sí misma y pregunta a su propio espíritu, no alcanzáis a contemplar vuestras vidas anteriores, porque Yo, como Padre, he vedado estos conocimientos, he evitado que vuestro espíritu a través de la vida humana descubra sus vidas pasadas, siendo ésta todavía una prohibición del Espíritu Santo, que existe entre vosotros.

En este tiempo no vengo a revelarle al hombre el pasado de su espíritu, pero sí a asegurarle que su espíritu ha venido a desempeñar una misión elevada en este mundo y que debe de retornar a su mansión, no sólo sin mancha, ni siquiera con la misma luz que trajo, sino con mayor luz.

Esta vida, constituye una prueba para el espíritu, desde el instante en que viene a habitar un mundo al cual no pertenece, unido a un cuerpo cuya naturaleza es diferente a la suya. Ahí podréis encontrar la causa por la que el espíritu olvida su pasado. Desde el instante en que encarna en una criatura inconsciente, recién nacida, y se funde junto con aquel aquel ser, del espíritu sólo quedan dos atributos presentes: La conciencia y la intuición, pero la personalidad, las obras hechas y el pasado temporalmente quedan ocultos, así ha sido dispuesto por el Padre. ¿Qué sería del espíritu que ha venido de la luz de una elevada morada a habitar entre miserias de este mundo, si recordara su pasado? y ¡cuántas vanidades habría entre los hombres al serles revelada la grandeza que en otra vida existió en su espíritu!

El que mucho faltó y ofendió, no tendría fuerzas para resistir el arrepentimiento y el reclamo de su conciencia; y el que fue grande, se llenaría de vanidad, el que fue pequeño, se sentiría humillado y en su corazón nacería el ansia de venganza; es por eso que vuestro Dios, ha ocultado el libro de vuestro pasado, pues si contemplarais sus páginas, lloraríais de pena y enfermariais de tristeza. En muchos sería tan grande su horror y su amargura, que se considerarían indignos de perdón y redención. Ahí en esas tinieblas, también brilla mi amor, impidiendoos una agonía terrible y sin fín.

Sólo Yo sé juzgaros, porque cada destino es incomprensible para los hombres. Así, nadie es descubierto ni delatado ante los demás.



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