HUMANIDAD
Parte 31



Desde los primeros tiempos

existió en el hombre la intuición sobre la reencarnación del espíritu; mas esta humanidad, buscando ciencias materiales y riquezas del mundo, se dejó dominar por las pasiones de la carne, endureciéndosele aquellas fibras con las que se percibe lo espiritual, convirtiéndose en sorda y ciega para todo lo que corresponde al espíritu. De qué le sirve posar sus ojos en los libros que contienen la Ley y la Doctrina que os revelé en los tiempos pasados, si su mente no logra penetrar en su significado, ni su corazón percibe su esencia?

Para comprender, es menester que analicéis mi palabra, porque si no lo hacéis, veréis misterios en donde el Maestro os habló con toda claridad y perfección. Dios no tiene misterios para el hombre.

En aquel tiempo dije a Nicodemo, quien me había buscado de buena fe para hablar Conmigo: "Lo que es nacido de la carne, carne es, y lo que es nacido del espíritu, espíritu es. No os sorprendáis si os digo que es necesario nacer otra vez." ¿Quién comprendió aquellas palabras? Yo os quise decir con ellas que una vida humana no es bastante para entender una sola de mis lecciones y que para que lleguéis a comprender el libro que esta vida encierra, os son necesarias muchas existencias. De ahí que la carne tenga que servir sólo de báculo al espíritu en su tránsito por la Tierra

La sensibilidad y la intuición espiritual están atrofiadas en los hombres, por eso al buscar mi verdad en aquellos textos, caen en erróneas interpretaciones. Ellos tienen la luz frente a sus ojos, pero en vez de penetrar al fondo de las lecciones, se detienen en las letras, o sea en la forma exterior, con lo que frecuentemente se confunden. Mas ya estoy aquí para hacer luz en los misterios y en las tinieblas, así como para libraros de confusiones y de errores.

Ahí tenéis el fruto de la mala interpretación que se le ha dado a las escrituras de los tiempos pasados, cuyo lenguaje divino no ha sido encontrado todavía en el fondo del lenguaje humano, conque fueron escritas las revelaciones y las profecías. Muchos van hablando del fin del mundo, del juicio final, de la muerte y del infierno, sin saber un átomo de verdad.

No os detengáis demasiado en analizar la letra, que es lo superficial. Porque ello puede llevaros a la confusión, penetrad en el significado de la palabra y ahí hallaréis la verdad. Procurad que vuestro análisis sea sencillo, como lo es mi palabra y no compliquéis lo que es diáfano puro y natural.

La mirada humana, se detiene siempre en lo exterior; no analiza; de ahí provienen las interpretaciones injustas y erróneas del hombre. Es natural que quienes tratan de encontrar la divina verdad buscándola con sus ojos o con su pobre mente, no den tres pasos sin que hayan tropezado o encontrado el abismo. El camino de la verdad, sólo el espíritu puede encontrarlo. (Ia. Corintios 2: 10-16)



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